Monday, February 18, 2008

Just the pieces of the man I used to be

Teresa sonreía, aquellos tiempos de la secundaria regresaban oyendo a Queen. Les gustaba cantar sus canciones y todos sabían que Freddie había muerto de sida por puñal.
A nadie les gustaban los putos, pero Freddie era otra cosa, un ser casi supremo, aunque extraño; de alguna manera sus debilidades lo volvían aun mas inalcanzable para unos adolescentes de 14 años.
Teresa revisaba sus mails mientras tenía al mismo tiempo el video de Bohemian Rhapsody, canturreaba: nothing really matters.
A los catorce en realidad no entendía lo que era el sida, ni que mataba a tanta gente, solo que era una enfermedad que les daba a los “raritos”.
Sonreía al escuchar esa palabra de sus labios, ahora le parecía aberrante, movió la cabeza.
¡Cómo le hubiera gustado haber conocido a Freddie!, ¿por qué se había muerto tan pronto???
A lo largo del tiempo, Teresa había cambiado constantemente hasta ser la mujer divorciada de 26 años que era; sin embargo el gusto por Queen y la fascinación por Freddie persistían con la misma intensidad.
A menudo se sorprendía a si misma lamentándose no haberlo conocido.

- ¡Yo sí que lo volvía hombre!-

The show must go on la había hecho llorar mas de una vez, así se sentía, que debía continuar después de que Carlos le había puesto el cuerno. Y sin embargo, como hacerlo?
Siempre creyó que se casaría para siempre, tendría 4 hijos (dos niños y dos niñas) y todo estaría bien.

- ¡Pinche vieja golfa!- se decía Teresa al recordar a la mujer con la que Carlos andaba.

En ese punto ponía música, la ayudaba a relajarse, y pensaba en Freddie, siempre seria su ídolo, el único que en algún otro mundo paralelo podía entenderla. Su voz la iba llevando lentamente hasta encontrarse completamente tranquila.
Era como una especie de amor, admiración y hasta pasión mezclada. Ella solo sabia que como Freddie nadie.
El sonido del timbre la hizo volver a la realidad, extrañada, se levantó y fue a la puerta, hacía tanto que no esperaba a nadie.
- ¿Carlos?

Un hombre de aproximadamente 30 años, delgado en extremo, entró a la sala.

- ¿Qué quieres?,- la voz de Teresa se entrecortaba y temblaba.
- ¿Qué no puedo venir a verte???- Carlos se sentó pesadamente en el sillón de piel que el mismo había comprado hace dos años.

Visiblemente nerviosa, Teresa va al stereo, coge un cd, indecisa toma otro hasta que los primero acordes de Who wants to live forever? Llenan el lugar.
- ¿ya vas a empezar con Queen?, estás obsesionada sabes? – la mirada de Carlos sobre Teresa, su voz irritada.

- No viniste a criticarme, ¿qué quieres?- Teresa estaba sentada en frente de él, cruzando los brazos esperaba, sabía que era algo importante.

Silencio. Minuto a minuto nadie hablaba, Carlos abría la boca solo para llenarla de aire, ni un sonido se escuchaba. Teresa había terminado por tomarle la mano y mirarlo a los ojos:

- Amor, ¿qué sucede?

Un beso, un abrazo, lágrimas en los ojos de Carlos, por fin puede hablar.

- Tengo sida.

A través de los gritos podía oírse un Freddie triste, nostálgico:

I’m just the pieces of the man I used to be…